domingo, 29 de noviembre de 2009

EL CABALLERO

Dos dias despues del cumple de Ayo, se juntan en su casa Angelito Picante y Dulce Botona, la tarde transcurria completamente normal, entre bromas y musica, vieron fotos de Ayo en la playa, y se reian como siempre, sacando el cuero al mundo, todo lo que surgia de sus memorias era potencial objeto de sus bromas.
Por supuesto, no faltaron los chistes civiles de Angelito y Ayo, ya que en pleno verano, de un día para el otro, le hicieron poner ese chaleco cual Robocop con 40º de calor a la sombra, pobre Dulce Botona, le hicieron recordar esas horas de deshidratación que pasaba en sus jornadas de trabajo.
Pero las chicas no entendían el por qué, ya que no se lo habían visto durante el resto del año, por eso la consolaron diciendole que ahora era obligatorio para que adelgazara, no no, como medida de seguridad, claro, no pudiendo con el genio que las dominaba le preguntaron por que no usaban algún tipo de casco, pensando en la integridad su amiguita, ya que la imaginacion de las dos vio la alternativa de que un delincuente sin punteria le podía dar en la cabeza.
El colmo de burlas, pero ya sumada Botona en la sintonia fue cuando se preocuparon por algun culo de grandes dimensiones, esos no se salvan ni haciendo cuerpo a tierra detras de un auto, jajajajajaja, y asi fueron pasando la tarde...
Como en toda reunión de mujeres, llego el momento de comer, claro que no podia ser de otra manera, habian hecho pizzas caseras, con ayuda de Angelito, Ayo habia metido las manos en la masa.
Como siempre, todo iba sin problemas en el frente, hasta que se les presento el momento de abrir las botellas, ni la gaseosa, ni la fresita, que fueron parte de la cena, resultaron facil de destapar, Botona con cuchillo en mano y utilizando su dentadura las vencio jajajaja, aunque todas pasamos por el intento.
Cuando llego el momento de que Ayo soplara la velita, la cual prendieron en un pedazo de pizza, las chicas le dijeron "dale, pedi un deseo" y con el corazon pidio en voz alta que le lloviera algo muy particular, estas fueron sus palabras "¡¡¡¡QUE ME LLUEVA UNA PORONGA!!!!" y se mataron de la risa. Eran asi, naturales.
Ya un poco mareadas, Botona le dice "bueno, tengo varios para presentarte" y comenzo a hacer un listado de lugares de los cuales Ayo casi no conocia ninguno, solo le sonaban lejanos, y con Angelito se rieron, pero no lo tomaron muy en serio, sobre todo Ayo pensó que su idea era parte de las bromas que estaban haciendo.
Pero, un par de dias despues, Botona le manda al celular un sms y le dice "nena, tengo un compañero para presentarte".
Oh oh, Ayo se dio cuenta que se lo habia dicho de verdad. Pero, como encontro el mensaje tarde, recien a la mañana siguiente cuando pasó a buscar a Angelito por el local para ir a almorzar al parque, buscó a Dulce Botona y le pregunto quien era ese compañero, si era de la comisaria donde ella trabajaba.
Su amiga le dijo que no, que era de una division, que se conectara al mail que le habia mandado, que hablara y que viera, Ayo le dice que se quede tranquila que iba a seguir su consejo, solo pudo saber que era una persona a la que le gustaba caminar, como a ella, que le gustaba viajar, como a ella, bueno solo le habia dicho cosas en comun por supuesto.
Un rato mas tarde cuando llegó a su casa, agreguó el mail que le habia mandado, total cual iba a ser el problema, lo recomendaba una "amiga". No paso mucho tiempo hasta que se comunicaron por el msn, lo primero que el caballero le dice fue "asi que sos la famosa Ayovi", eh??? Ayo se sorprendió, "yo famosa!!??", inmediatamente intuyo que este caballero sabia mas de ella de lo que era capaz de decir, y unos dias despues llego la confirmacion.
En la segunda charla, recibió la invitación para encontrarse y tomar una infusión muy amigable, Ayo quedo sorprendida, descolocada no entendía, creia ser la unica "mina" a la que para conocerla por vez primera la invitaban a tomar "mate", con su inocente cabeza, penso que la estaba cargando, pero decidio aceptar toda su propuesta.
Asi quedaron, cita para ir a su casa a tomar mate con "vigilantes", facturas, ver una peli o escuchar musica, solo dijo "ok".
En ese primer momento pensó "que sea lo que tenga que ser", pero con el correr de las horas, se dijo "no, esa no soy yo", y conociendo a su angel guardián, Miga, ya le habia preparado varias alternativas como llevar yerba en el bolso, por las dudas, no sea que le salieran con esa vieja frase " yerba no hay", pero despues le organizo un plan "B", y justo habian ido a dar una vuelta al lago y habian visto un arbol con unas raices tipo asiento, asi que le armo una estrategia "punto numero uno, golpe visual desde lejos, y sin que pueda reaccionar le avisamos del cambio de planes", ya que habian decidido no ir a tomar ningun mate a su casa.
Le conto a sus amigas, incluida Botona, y cuando le dijo de la invitacion de su compañero, ella le contesto "que no se vaya a zarpar que le rompo la trucha", aaaahh que tranquila se quedó, por eso le aviso que habia pensado un plan alternativo, y ella le dio su visto bueno.
Igual, peor fue el consejo de Angelito quien le dijo ese mediodia "lleva un desodorante en aerosol
en la cartera, y cualquier cosa directo a los ojos!!!!", esas son AMIGAS!!!
Bueno, cuando le contó a Inocencia por chat ella le dijo "estas looooooca!!!!! como vas a salir con uno de ellos????", pero Ayo le dijo que habia pensado ir a comer una picada al lago, nada mas.
"Tene cuidado!!!", "no te preocupes, cuando vuelvo les mando un sms, para que se queden tranquilas!", y asi tan apoyada por sus amigas, pensó en el vestuario, sabia que ese debia ser el metodo del golpe visual, habia prometido un pañuelo azul en la cabeza, y era lo unico que no iba a faltar, luego de una ducha y varias respiraciones profundas buscó una remerita musculosa color celeste que le habian regalado, se puse una mini de jean y unas ojotas en los pies, agarró una sidra que tenia en la heladera, y caminó hacia el punto de encuentro, no sabia si la estaban esperando, si la iban a dejar plantada o si la iban a estudiar de lejos, eran todas opciones que cruzaban por su mente desconfiada. Pero iba tranquila sabiendo que Miga la acompañaba.
Pero, para su sorpresa, cuando estaba llegando a la esquina, mientras caminaba bien cerca del cordon para tener mayor vision, de golpe ve que un caballero da la vuelta, y cuando vio sus ojos bien abiertos y su sonrisa, dijo "anotacion, chan... punto para Ayo, golpe visual dado!!!"
Sin dudar y con paso seguro se acerco y lo saludó, "hola, ..." por supuesto que le devolvio el saludo, y sin dejar pasar mas tiempo le informó que "estuve pensando, no te parece mejor ir a comer una picada a los lagos?", le dio el visto bueno, y le dijo "pero no traje nada, vos trajiste el equipo de mate?"
Eh?????, era verdad el loco la habia invitado a tomar mate en serio, lo miro sorprendida y le dijo que no y saco de la bolsa la botella de sidra, "traje esto", sus ojos seguian muuuuyyyy abiertos y su cara sonriente cuando le dice "mejor"... "compremos unas papas y chisitos y armamos la picada".
No, no, el menu ya lo tenia pensado, y le contesto, "mejor compremos una bandejita de fiambres cortados que vienen surtidos, hay un lugar aca a la vuelta" y lo llevó hasta ahi....
Claro, que para llegar caminaron, y al pasar por la zona de un bar, donde las mesas ocupan parte de la vereda, el caballero le cedio el paso primero, y fue detras de ella, por supuesto, solo fue un acto de caballerosidad, nada de pensar sobre intensiones de mirar su lado trasero, nooooo, frente y perfil ya habian sido estudiados...

martes, 22 de septiembre de 2009

LABERINTO

Sin darse cuenta Ayo descubrió un día, que su mente había entrado en un laberinto, daba vueltas y más vueltas hasta por momentos trepaba las paredes y buscaba la salida.
No estaba sola, su compañera Miga no la perdía de vista. Aunque durante instantes, la miraba y se preguntaba que cosas locas andarán saltando ahora por esa mente liberada.
Ayovi sentía que nada de lo que le sucedía era casualidad, todo la conducía a pensar en una sola persona. Ese joven silencioso que seguía sus pasos, siempre desde lejos, sin posibilidad de cruzar el abismo que Ayo le marcaba.
Por momentos pensaba que la razón la abandonaba, que era imposible que sus locas ideas sean ciertas. Cada noche miraba a la luna, y buscaba alguna soñada respuesta. Sentía que ese otro ser guiaba algunos sucesos que ha ella le pasaban.
Igual ella seguía con su vida, con su familia, sus amigas, su trabajo, sus sueños, placeres y deseos. Cada día abría sus ojos y miraba al cielo, siempre buscando aprender algo nuevo.
Un día un ser desconocido busco su amistad através de Internet, Ayo acostumbrada a ser amistosa con las personas lo acepto, no dudo de su nuevo conocido.
Fueron sumando sus intercambios en distintos espacios, siempre a lo lejos con la computadora de por medio.
Una noche lo encontró en el segundo espacio donde lo había aceptado, y amablemente lo saludo, cruzaron pocas palabras, y ese ser le dijo que se tenía que ir, así que se despidieron.
Unos días después lo encontró a la tarde, y él no le contestó, automáticamente se desconecto, Ayo solo pensó que era un loco, pero la curiosidad la llevó a entrar en el espacio de él y descubrir que cada cosa que le había dicho en la primera charla era mentira, no vivía donde le dijo y también encontró una lista que ella dió categoría de rara, muchos nombres de mujeres formando un largo directorio, donde describia algunas características de esas personas. Por algún motivo, en ese momento la cabecita de Ayo, pensó este ser desconocido y mentiroso debe ser policía, y ahí comenzó a transitar por un laberinto. Era una investigación personal y fue abriendo todas las posibles líneas hipotéticas que su creativa mente le permitía.
Paso por tantas subidas como bajadas, mientras transitaba este camino. Por momentos dejaba descansar un poco su imaginación, y disfrutaba el momento que le tocaba, aunque no lograba olvidar que era lo que la llevaba a vivir esa situación, entrego su cuerpo y alma a esa loca causa.
Sospechaba de todo y de todos, igual nada la detenía.
Es más en un momento creyó que era una forma de superar el silencio que personalmente vivía con ese hombre que tanto la atraía. Ahi, comenzó a sentir, que el espacio los habia conectado através de Internet, y de esta forma podían empezar a decirse algunas cosas.
Con el paso del tiempo, llego a sospechar que esta persona tenía varias caras, que se iba diversificando, que era empleado, que hacia relaciones públicas para varios locales nocturnos, hasta penso que era un estudiante sin trabajo, y además lo vinculó con un desconocido que solo aparecia con nombre de animalito.
Pero, algo hacia que siempre pensara que era ese otro ser silencioso que cada día veía, que todos eran uno. O que por lo menos no eran entre ellos desconocidos.

domingo, 2 de agosto de 2009

NUNCA MAS

Desde chica Ayovi, se expresó con el cuerpo, cuando no podía hacerlo con las palabras. Su padre siempre trabajando, en el consultorio, en las clínicas donde operaba, y viajando de congreso en congreso, no tenía tiempo para ver como su pequeña hija iba creciendo.
Sus hermanos, la cuidaban pero no sabían que hacer con ella, además, tenían sus propias vidas con problemas, sus novias, amigovias, y lo que se les cruzara, como eran varones tampoco podían guiarla en su camino de busqueda propia para desarrollar su ser mujer.
En ese estado Ayo fue pasando sus años, habían mujeres en la familia, pero en su época de adolescente también estaban ocupadas con hijos propios y trabajo, por eso fue creando su propia mujer acostumbrandose a un mundo de soledad, autosuficiente, con muchas dudas no habladas, pero si vividas.
Tuvo su etapa de desorden con la alimentación, logró cerrar su estomago pero por suerte se dió cuenta a tiempo. Gran parte de sus comidas las compartía con Ana, la mujer que ponía algo de orden en su casa, y un día esta dulce mujer le preparó un delicioso omelette con jamón y queso, frente al plato, Ayo no sentía ganas de comer, pero se esforzó y logró comer la mitad, la miró a Ana y le dijo: "No me entra un bocado más, esto no esta bien".
Con su simpleza Ana la acaricio y tranquilizandola le aconsejó: "Niña ve a tu médico clínico, ya que tu padre esta muy ocupado, él te va a escuchar".
Y así hizo, se pidió un turno con el medico de cabecera de la familia y le contó que cada vez podía comer menos, que no llegaba a dejar de comer del todo pero sentía que su estomago se llenaba con facilidad. El doctor la escucho y calmandola le dijo que era un principio de anorexia nerviosa, que viera la forma de arreglar sus horarios para poder respetar cada comida, que se sentara, con tiempo, a la mesa y comiera lo que le gustara, y que para ayudarla le daba unas vitaminas que le iban a aumentar el apetito. Que no era nada grave.
Ayovi tuvo la iluminación propia, Miga le gritaba entre bostezos, para ayudarla a poder ver, y fue así que salió de esa situación, si bien no era una cuestión asociada a su cuerpo, no le gustaba no poder comer, se sentía mal. Fue otra señal de una autoestima en baja.
Ella nunca tuvo problemas de peso, desde los doce años paro su balanza en los cuarenta y dos kilos que casi siempre luce orgullosa. Su contextura chica ayudaba, ya que pasaba por pocos centímetros el metro cuarenta.
Era siempre la primera en la fila, era una muñequita con vida. Cuando Miga compartía su energía, Ayo brillaba más que de costumbre, y podía sentir una seguridad en sí misma, que por momentos desaparecía. Aunque ella sabía lo capaz que era, aunque a veces decaía su confianza propia.
Por eso, cuando el liquido rojo broto de su interior, no lo podia aceptar, y valientemente se dijo "¿nunca más!, todo esto debe cambiar".
Pidió un turno con una psicologa, Clara, y encaró el proceso de cambio interno con su ayuda, desde el princpio le aclaro que sabia de sus problemas de autoestima baja, se daba cuenta de la dificultad que tenía al no poder creer que un hombre era capaz de dedicarle un piropo a ella, siempre se daba vuelta buscando algun otro destino para esas palabras.
Al tiempo de iniciado este proceso, Ayo tuvo un sueño donde aparecía la figura de un policía que iba a revisar los tanque de agua del edificio, lo contó en la siguiente sesión y Clara le preguntó que pensaba de ese sueño.
Su primera reacción dió como respuesta , un falso no lo se, pero sus palabras comenzaron a salir sin poder detenerlas "bueno, sí lo se, mi mamá fue secuestrada durante la dictadura militar, cuando yo tenía nueve meses, y un día escuche que unas tías hablaban que podían haberla tirado al río, tal vez todo esto es lo que aparece en mi sueño de alguna manera". Sus ojos llenos de lágrimas, ya no las podían contener más.
"¿Por qué pensas que soñaste con un policía?", le preguntó la licenciada.
"Cuando era muy chiquita me llamaban la atención, y sin saber lo que había pasado, me acercaba a saludarlos, y mi padre me gritaba para que volviera a su lado, sólo tenía unos cuatro años". Ese fue el momento en que Ayovi comenzó a ver cuanta influencia sufría de los miedos, por supuesto entendibles, pero ajenos a ella. Había crecido sin su mamá, pero el silencio de los vivos, la limitó aún más. Le dolía el vacío, pero no podía extrañar a su mamá ya que no tenía recuerdos de ella. Era su gran hueco oscuro, una ausencia muy dolorosa. Pero ella no sentía rencor, ni odio, solo dolor.
Este fue el momento en que, Ayo, pudo darse cuenta que su familia la ayudó a alimentar esos miedos y no le habían enseñado a enfrentarlos, era una posible explicación a esta barrera que se le presentaba con el lindo muchacho policía de la esquina.
Ese uniforme en el sueño simplificaba las respuestas, no había posibilidad dentro de su inconsciente distincion alguna de variedad de uniformes. Aunqeu sabía que este joven hombre no tenía nada que ver con su historia, él solo la miraba, le mostraba que era una mujer que podía llamarle la atención.
Ayo comenzó a notar sus movimientos, pero la paralizaban, no encontraba la forma de responderle. Lo veía, lo entendía, pero no podía reaccionar, así fue que con ese sueño, comenzó a trabajar en ese miedo paralizante, sabía que no era hacía los hombres en general, ella ya había estado en pareja, sino que era hacia este hombre en particular. Su policía.
"Miga, no te duermas ayudame, hace algun truco y destraba esta situación. Ni se te ocurra dejarme sola, por ahora. Sos la que tenés la varita, esa magía que necesito, no se qué es lo que tengo que hacer", fue el pedido de socorro de Ayovi.
"Tranquila, respirá hondo, llenate de este fresco aire, mirá las hojas de los árboles, y caminemos un poco, algo se nos va a ocurrir. No estas sola, siempre te voy a acompañar", las dos sabían los caminos que no querían volver a transitar.
Ayovi había aprendido a escuchar a su cuerpo, a su magia interna, a poder comenzar a ver en su propia oscuridad. Ya conocía sus propios nunca mas.

lunes, 20 de julio de 2009

HERMANAS DEL CORAZON

Inocencia y Agelito Picante son dos almas, que desde un principio se complementaron con Ayovi, cuando se veían el ambiente cambiaba como por arte de magia.
Cada hora compartida, en ese pedazo de vereda, sobre la avenida, era una combinación de intercambio y entrega, daba la sensación de que se conocían de toda la vida.
Eran esas hermanas que ella no tenía, porque durante gran parte de su vida Ayovi estuvo rodeada de un mundo masculino. Su padre, sus hermanos, los amigos de ellos, en el colegio si bien tenía compañeritas, pasaba más tiempo con los varones del grado.
En los juegos, durante los recreos, en la plaza, casi siempre una pelota había cerca. Aunque siempre eligió muñecas, muy pocas veces jugó con ellas, le gustaba correr al aire libre, trepar a los árboles.
En su infancia la familia tenía una casaquinta en las afueras de la ciudad, y cuando iban los fines de semana, Ayovi disfrutaba de la tierra, de la naturaleza, se sentía libre como el aire. Las hojas de los sauces eran su propio dinero, los billetes que servían en su mundo para comprar lo que ella quería. Pollitos, gallos y gallinas, caballos, pájaros y culebras eran compañeros de aventuras.
Torturar sapos, cazar luciernagas eran desafios divertidos para ella. Estaba en su naturaleza, sentía que era ella misma, que estaba completa.
Su infancia era feliz, aunque le gran espina siempre estaba, su madre faltaba, y sin darse cuenta creció sin imagen femenina. Era, por nacimiento, una mujercita, pero no sabía lo que significaba ser femenina. A los golpes lo aprendió, no tuvo otra opción.
Por eso en su nueva vida de adulta, conocer a estas dos mujeres le cambió la vida, eran sus primeras verdaderas amigas.
Cuando comenzaron a intercambiar sus historias, tenían tantos puntos en común, lo que las transformó en hermanas del alma. Esa experiencia que trasciende de la amistad, y que no es fácil de lograr. De hecho, para Ayovi, el concepto amistad adquirió un nuevo significado en su vida.
Miga, estaba desbordada de alegría, al ver como Ayo, comenzaba a unificarse, a realizarse, a complementarse escribiendo su propia historia. De a poco, fue saldando viejas deudas consigo misma. Y su amiguita interna, parte de esta transformación, era esa unión de la mujer adulta, y esa niña libre como el aire.
Es en estos momentos en que Ayovi, descubre su lado oscuro, lo que no conocía de sí misma, ella también podía ser sensual, atractiva, además de ser compinche, una buena amiga.
Ayovi era físicamente una mujer, pero descubre su lado femenino; aunque se permitió seguir jugando por algunos momentos en ese terreno donde la fuerza, el ingenio hacen de las suyas. El mundo sigue siendo bastante masculino, pero si le damos unas pinceladas rosas, y Ayovi descubrió que existe un tesoro muy valioso guardado, y tantas veces olvidado.
Combinar el ser mujer con ser femenina, debería ser natural, pero tiene que ser aprendido. Y ella, no tuvo a su maestra.
Pero, ahora la vida la cruzo con Inocencia y Angelito Picante, era una forma de recibir esa lección, y poder aprobarla, así fue que derrivo sus barreras y permitió que la amistad trascendiera. Cuando se necesitaban, se buscaban y se encontraban. Pero un importante elemento, fue el respeto que siempre se tuvieron. Cuando alguna ve que la otra esta mal, la acompaña, simplemente le presta su alma para que se apoye.
Las tres saben el valor del silencio, aunque no dudan cuando sienten que deben usar la palabra.

martes, 23 de junio de 2009

PRENDIENDO EL MOTOR

En estas idas y venidas, mientras Ayovi iba recuperando su espacio, descubría su brillo, y juntaba fuerzas para comenzar a caminar, fue una tarde, en un regreso, que justo antes de cruzar la calle lo vio por primera vez. Era el policía nuevo, de la esquina de su casa, alto, muy buen mozo, flaco, pero se notaba que tenia el cuerpo trabajado.
A simple viste le llamó la atención, su corazón dijo GUAU!!!!, pero su mente, lo primero que observó fue el uniforme de trabajo, y dijo "¡Qué lástima!, es policía". Todavía pesaba mucho en ella su historia familiar.
Ayovi, era la menor de tres hermanos, y la única mujer. Cuando tenía solo nueve meses de nacida, su madre fue una de las tantas personas desaparecidas durante la dictadura militar, y por supuesto, influyo en la imagen que ella tenía sobre los uniformes en general. Si bien ella, era una recién nacida, la historia la sabia de memoria, y le marco internamente, pero sin odio ni rencor.
Aunque algo le llamó la atención, en este descubrimiento, pero igual no quizo escuchar ese llamado. No podía escucharlo.
Así, fue pasando el tiempo, abriendo puertas nuevas, conociendo personas ajenas a su pasado, y dando cada paso cuando sentía que debía darlo. Con su puesto en plaza Serrano, conoció todo un mundo nuevo. Compañeros, clientes y sobre todo amigos. Nunca había estado tan rodeada de personas.
Igual, mantenía contacto con la gente que hacia años la conocía, quienes también eran amigos.
Ella iba a su mundo nuevo, y cuando volvía empezó a ver que siempre estaba él, parado en la esquina.
Una noche cansada, al pasar, se da cuenta que el muchacho da vuelta la cabeza, para mirarla. Pero, pensó que era una casualidad, y que era algo normal. Así fue, que se acostumbro a pasar, pero a no responder.
Con el correr de los meses, las situaciones se mantenían de igual manera. Solo que al giro de cabeza, se le fueron sumando otras señales, como pararse de frente cuando Ayovi iba a cruzar la calle. Todo igualmente, era un poco divertido, hasta que un día descubre que ya no solo la miraba el policía de esa esquina, sino que se había sumado otro en la esquina contraria. Esto a Ayovi empezó a molestarla.
Así, que se mentalizo que no iba a ver a ninguno, y comenzó a tratar de confundir el chaleco naranja con los tachos de basura.
Casi un año, trabajó en el paseo de la plaza, hasta que empezaron los problemas con los vecinos y, la policía comenzó a intervenir en la zona. En ese momento, ya devuelta el verano en la ciudad, Ayo decide irse un par de semanas a la casa familiar en la costa, y, ahí, poder pensar como seguiría su vida a la vuelta.
Armó un bolso, y se fue una quincena a caminar por la playa, despejando su cabeza, y lejos de los problemas, que se daban en ese momento, donde Ayovi había comenzado a construir su mundo.
A esa altura igualmente, ya estaba cansada de la calle, el vender en la vereda significaba varios obstáculos, aunque aprendió a volver a confiar en las personas. Igual esto nunca significaba entrega de cheque en blanco a nadie. Pero, esta es una de las mayores enseñanzas, sino no se puede sobrevivir en ese mundo. Para cualquier cosa que necesitara, ya que pasaba varias horas por día, tenía que confiar en el compañero que estuviera al lado, en general luego de un tiempo, eran siempre los mismos, pero al principio todo era desconocido, y no había tiempo para construir confianza. Al baño había que ir en algún momento.
El Clima también se convertía en una prueba, había que soportar las horas del mediodía a la intemperie. Ni hablar de las nubes negras, significaban ponerse en estado de alerta, porque había que cuidar la mercadería, la cantidad de veces que Ayovi armo y desarmo el puesto durante esta experiencia son incontables.
Era mucho lo que había aprendido y descubierto en todo ese tiempo, pero ya estaba un poco cansada, así que las protestas vecinales y la presencia de la policía ya no le parecían interesantes como negocio.
Quince días en la playa, venían muy bien para salir de ese lugar, y poder ver mejor las opciones. A la vuelta vería, como seguía su mundo, igual Miga no la perdía de vista y cada tanto le susurraba ideas al oído.
Como no se perdía un detalle, Miga, también fue tomando notas sobre el muchacho de la esquina, y le decía "¡ojo, no esta nada mal!", pero la estructura capricorniana de Ayovi todavía estaba fuerte. Igualmente, algunas grietas ya eran visibles.
Se fue, descansó y volvió. En su regreso, una alternativa había surgido, el gobierno de la ciudad daba la opción de entrar en una Feria Artesanal organizada, y como es costumbre en estas tierras del dicho al hecho hay un largo trecho, se iba a organizar sobre la marcha. Pero, Ayovi apostó a ese proyecto, no quería volver a la vereda.
Así, fue que realizó los trámites y se instaló en la Feria, se mantuvo hasta entrado el invierno, fueron varios meses de lucha en contra de todo.
De los decaimientos lógicos, porque la Feria no se daba a conocer, la gente no llegaba, las ventas no existían, la fuerza de voluntad de los puesteros era enorme. Ayovi pudo aguantar hasta fines de junio. Es que junto con su entrada a la Feria, Ayo había conseguido un trabajo los días de semana, empezó como volantera en un local, y termino siendo la encargada de abrirlo y atenderlo por las mañanas.
Esto significaba que trabajaba de lunes a lunes, porque los fines de semana concurría a la Feria Artesanal, que era su propio microemprendimiento. Ahí, era dueña y señora, ella decidía todo, ese era su mundo, que lo comenzaba a combinar con otro, el de ser vendedora en un local. Ser vendedora, para Ayovi se convirtió en un estilo de vida.
Con su comienzo en el local, conoce a Inocencia y a Angelito Picante, dos chicas que trabajaban en un local sobre la avenida.
Estas dos almitas, con el tiempo se convirtieron en sus hermanas del corazón.
Todas estas vivencias se combinaban con sus idas y venidas por las calles internas del barrio, y sus cruces obligados con los policías de las dos esquinas de su casa. Parecía que su príncipe la esperaba, pero algún día Ayovi además de sentir curiosidad, podría superar su historia familiar, sólo el tiempo lo dirá.

lunes, 15 de junio de 2009

VIVIENDO AVENTURAS

Se fueron sucediendo cosas en la vida de Ayovi que jamás imagino vivir, al segundo fin de semana que armo su puestito junto a su madrina, un turista se acercó, y preguntó que eran delante de los imanes, asi que recibió la respuesta, pero como no fue Ayovi la que contesto, el turista hizo un ademán con la mano y siguio caminando, unos minutos mas tarde volvio a repetir la misma pregunta, Ayovi tampoco contesto, y sin dejar de mirarse, este hombre rodeo los puestos y un cantero, y se paro al costado de Ayo, e iniciando una corta conversación, le dijo que era francés.
Ayovi con la poca experiencia de calle que tenía, le siguió la corriente y cortesmente le preguntó:

-Esta contento de visitar mi ciudad, le gusta Buenos Aires.

-Mmmm, si pero mas me gustan sus mujeres.- respondió el francés.

Y sin que Ayovi esperara semejante respuesta, se quedó dura y muda. Pero, mucho menos esperaba la reacción que este hombre tuvo al agarrarle del cuello, moviendo sus cinco dedos al mismo tiempo, y haciendo un monótono ruido, como si fuera pleno mediodía y un olor a riquisimo asado invadiera el lugar.
Mmmmmm era lo único que salia de su boca. Ayovi solo atino a sacarle el brazo y darle vuelta la cara. Solo así se fue y no volvió a preguntar más nada.
Por esa época Ayo venía tratando de recuperar y aumentar su autoestima, pero nunca pensó que le agarraran del cuello al momento de decirle "hola".
Había armado una lista de personajes que le iban haciendo caras, le sonreían, la piropeaban, hasta hubo algun loco que saco su cabeza por la ventanilla para mirarla. Así fue confeccionando su listadito de mimos para su autoestima.
Pero en determinado momento se planteo un objetivo, que para ella era algo muy loco, queria conseguir que un policía, con uniforme, le dijera "hola", o simplemente le sonriera.
Ya lo había conseguido con albañiles, encargados de edificios, choferes de taxis y colectivos, camioneros, simples hombres que caminaban o que estaban esperando algo parados en la vereda, repartidores de comida, hasta chicos que pedian monedas en la calle, bueno, era un surtido amplio.
Tampoco faltó algun personaje de seguridad privada, pero todavía no lo conseguía de un policía de verdad.
Aunque era una muy linda mujer, que además tenia la virtud de no aparentar la edad que realmente tenía, sumado el plus de ser hija de un cirujano plástico, quien vivía de arreglar la imagen externa de las personas, Ayo no podía verse como realmente era, no podía creer que hubiera hombres capaces de mirarla y decirle que era linda. Su autoestima se había dormido junto con Miga.
Por eso Ayovi tuvo que ir recuperandolas a las dos casi al mismo tiempo, y en conjunto.
El incidente con el francés no hizo que Ayovi dejara de intentar vender perfumes en la vereda, cosa que nunca logró. No vendió ni uno.
Durante tres fines de semana seguidos, Ayo llevó su mesita, el bolso con perfumes y, luego de caminar las seis cuadras que la separaban de la calle Honduras, donde armaba su puesto en la vereda. Era el verano del 2006, y la zona conocida como placita Serrano estaba muy de moda.
Es una zona de bares y restaurantes muy concurrida, formaba parte del recorrido de los turistas, tanto extranjeros como del interior del país, daba la sensación de ser un gran paseo de compras al aire libre, lo que era muy novedoso es que además de los puestos en la vereda, los bares se convertían en ferias, en la mayoría en vez de mesas durante la tarde había cientos de percheros con toda clase de ropa, accesorios, se encontraba casi cualquier cosa que se buscase.
Era un lugar muy interesante. Y donde habia gran posibilidad de hacer negocio.
Asi que ese escenario fue el que eligió Ayovi para empezar a generar ingresos propios. Sus productos inicales no funcionaron, ya que siempre le pedían la fragancia que ella no tenía. Igual nunca bajo los brazos ni se desanimó, su madrina le aconsejo que cambie de rubro por completo.
Le dijo:
-Compra bijouterie, se vende seguro, es un muy buen negocio.
-Ok, en la semana voy e invierto lo último que tengo, no quiero deberle nada a nadie.
Asi fue que Ayo, fue a una zona mayorista de comercios, y compró con los pocos pese propios que le quedaban cinco o seis collares.
Al siguiente fin de semana armo su nueva mesa, con esa cantidad de mercaderia. Oh, que gran sorpresa, antes de que terminara el día había hecho su primera venta. Ya era su cuarto fin de semana como vendedora ambulante. No podía creerlo, habia conseguido vender algo por primera vez en su vida.
La suerte estaba de su lado, así empezo a crecer, semana tras semana, todo iba en aumento. Y la suma de experiencias eran cada vez mayores. El segundo fin de semana del mes de febrero, ya el puesto habia crecido un monton, collares, pulseras y anillos habitaban la mesita, el día domingo cuando comenzaba la actividad, cae el patrullero y, primer encuentro con la policía.
- Hay orden de un fiscal de levantar los puestos, fijate si podes enganchar los collares en la tela, y caminar.
- Ok, gracias.
- Caminando nadie te puede decir nada.
- Muchas gracias.- Ayovi no tenía ninguna intensión de tener problema alguno así que levanto su puesto sin protestar, y siguiendo el consejo del policía, se animó a colgarse los collares de los brazos y, dejandole su mesa a la madrina se fue a caminar por las calles del barrio.
Pensando que por la zona iban a hacer lo mismo los otros vendedores, decidió alejarse. Y de las calles internas se fue para la zona de la avenida, a metros de llegar a plaza Italia y con los collares colgando, además de ir riendose sola, se completó la lista de mimos al autoestima. Increíble pero real, se cruzo con un policía que le sonrió.
Ayovi, muerta de la risa siguió caminando, caminando y caminando, y con cada paso miraba sus brazos de donde colgaban los collares a la vez que jugaba con los anillos. Así transito las siguientes cuatro cuadras, hasta la avenida del Libertador, ahi cruzo de vereda y mientras volvía por el lado de la plaza que esta frente a una embajada, alguien le hace ruidos llamandola, como iba en su mundo tardo unos pasos en frenar y reaccionar.
Otra gran sorpresa, como no habia podido armar su puesto creía que ese día no iba a vender nada, per la suerte seguía sus pasos, y la persona que la hizo detener le compro varias cosas y otro hombre tambien se sumo en el consumo.
Por suerte Ayovi, no se quedo quieta y empujada por Miga, salio de la zona conocida, y se animo a cruzar los límites y las avenidas.
El regreso fue con una alegría desbordante. Llego, y su madrina callejera le pregunto donde se había metido, porque habia tardado en volver, cuando Ayo le conto lo que le paso, las dos rieron juntas.

viernes, 12 de junio de 2009

EL PRIMER PASO

Miga era muy movediza, siempre inquieta, alegre, casi sin límites. Tenía energía para mover montañas o cruzar océanos.
Pero lo que mas se destacaba en ella era su imaginación, siempre un pasito adelante iba por la vida. Nunca le faltaban ideas, que para el resto eran locas y fuera de lo común.
La comunicación siempre fue una herramienta que ella usaba, compartía sus ideas, sueños y pensamientos. Pero alguien le hacia sentir que equivocaba los momentos, que mejor debía guardar silencio. Ahí aprendió a callar, porque cuando hablaba le decían que se desubicaba, que tenía problemas.
Desde niña, Ayovi sentía que el mundo no la entendía, que era rara, es más por momento pensaba que no podía ser que perteneciera a la familia en la que había nacido.
Ahí comenzó un grave problema, Miga comenzó a dormirse, a vivir como anestesiada. Situación que padeció mucho Ayovi, y por momentos hasta lo pagó con su cuerpo. Algún síntoma se presentaba, y la lastimaba, en realidad eran expresiones de la verdadera herida que le causaba la anestesia profunda que se aplicó Miga.
Pero Ayovi no era consciente de todo esto, así que para poder encajar, la fue reprimiendo, lo que se convirtió en la real anestesia, lo que la condeno a dormirse. Era dificíl ser parte con Miga siempre despierta y haciendo de las suyas.
Igualmente muy de vez en cuando Miga, entre sueños, muy atontada, le hacia recordar que existia, que por algun lado perdida estaba presente, dormida pero presente.
De este estado, le costo mucho despertar, pero sabía que Ayovi la necesitaba. Lo cual resulto irreversible en el cambio, fue el segundo sentir de Ayovi que no podía seguir igual, un sangrado se presentó en su vida y tuvo la lucides de pedir ayuda, la herida ya era demasiado visible, y con simples curitas no solucionaba la profundidad de las lastimaduras.
Era simple y sencillo, dolores de cabezas, sensaciones de mareo, sentir angustia, hasta vomitar por no poder hablar, podían ser cosas que se justificaban superficialmente y, pero ver salir sangre del cuerpo, eso ¡no! era una clara señal que la herida estaba muy abierta, y pedía a gritos que la curaran.
Para suerte de Ayovi, Miga ya estaba menos adormecida, había vuelto, y muy descansada por la cantidad de años que estuvo adormecida. Solo Miga podía salvar a Ayovi de volver a caminar por los terrenos ya conocidos, y pagando los peajes aumentados por el paso del tiempo.
Pero volvamos a Miga, una loquita linda, que le mostró a Ayovi que la vida son momentos, y todos, absolutamente todos tienen su lado positivo, aunque en principio no se vea facilmente.
Así fue como juntas iniciaron un montón de aventuras, jamas imaginadas por Ayovi.
En un momento de no saber que hacer, pero segura de que algo debía ser iniciado, Miga le dio la idea de salir a vender perfumes en la calle, pero cómo la hija del prestigioso cirujano plástico, iba a pararse en un pedaso de vereda y exponer productos, comprados lícitamente, pero cometiendo una contravensión a la normas de la ciudad, trabajando como vendedora ambulante.
Ayovi no se sintió intimidada por la idea, y se convenció de que nada podía perder, peor de lo que estaba en ese momento no iba a estar.
Así fue, como inicio su microemprendimiento, eligió primero un lugar pero no encontró personas que la asesoraran, así que se dirigió hacia una tradicional feria artesanal del barrio y como sus productos no eran para nada artesanales le aconsejaron que averigüe en un paseo de compras muy de moda por ese tiempo.
Fue en ese momento que camino por las calles de su barrio, que vio como una señora de mediana edad montaba un puesto con imanes en plena vereda, Ayovi se acerco y le dijo "buenas tardes, puedo hacerle una pregunta ¿cómo hay que hacer o con quién hay que hablar para poder vender mis perfumes acá en la vereda?". Esta amable señora, a quien con el tiempo Ayovi le bautizo su madrina callejera, le contesto "a nadie, venís y pones los productos que tengas", en ese momento Ayovi tenía perfumes. Le pidió permiso para el siguiente fin de semana poder poner una mesita al lado de su futura madrina, claro que le dijo que sí.
Ayovi, junto a Miga iniciaron un camino de aventuras que las ayudo a conectarse mucho más entre ellas. A descubrir nuevas oportunidades, y elegir cuando aprovecharlas.
Este enorme empuje de Miga, su constante movimiento, fueron grandes consejeros, los guías en la transformación de Ayovi. Tienen un pacto entre las dos, no mas anestesia, cuando lleguen los necesarios momentos de descanso, Ayovi le respetara, pero no dejara que se desconecte y que no participe de los momentos de toma de decisión, a partir de ahora su opinión va a ser escuchada siempre por Ayovi. Real pacto de amistad, de entrega, con fidelidad incluida.
Ayovi aprendió que la amistad empieza por dentro, solo así en el mundo externo se pueden crear lazos verdaderos y profundos con los distintos entornos que acompañan la vida de toda persona.
De ese camino iniciado ya no tenían retorno, un mundo de aventuras las esperaba a las dos.

miércoles, 10 de junio de 2009

EL COMIENZO

En el mundo de los adultos, falta magia, sueños, fantasías. Hasta los veintiocho años Ayovi vivía una vida casi normal. Estaba, eso creía ella, enamorada del hombre de su vida, vivían juntos y según su registro tenían proyectos en común.
Una mañana, que parecía una más, Ayovi preparo el desayuno, despertó a su amorcito y trato de mantener una conversación, dentro suyo comenzó a sentir que algo no estaba igual que siempre. No sabía que era, pero algo debía cambiar.
Con ese malestar interior, se despidió de mala gana, pero al llegar a planta baja, se dijo "no, así no puedo seguir, si me voy ahora con el paso de las horas, esto que siento se va a calmar", fue entonces que decidió volver a subir. Y, sin pensarlo mucho, encaró a su pareja de años, y le dijo "me voy unos días, tengo que pensar, nos sacamos chispas por cualquier cosa". Ese fue el fin, sin saberlo aún, de esa relación como pareja.
Al día siguiente, con su perrito y un pequeño bolso, tomo un taxi y deshizo el camino de sur a norte. Volviendo al barrio de toda la vida.
Igual quedaba hacer la mudanza, todavía estaban sus cosas en el departamento de convivencia. Arreglaron que volvería al día siguiente cuando Sancho estuviera trabajando, ese fue el pedido de él. Ayovi cumplió con su palabra.
Pero todavía no entendía lo que le estaba pasando, además las palabras de Sancho habían sido duras, "un día sin vos y ya no siento nada"; "necesito tiempo", bla bla bla. Ayovi había vivido sus últimos casi nueve años por Sancho, y para él. Casi no tenía recuerdos de sus años anteriores, de su estado de soledad.
Aunque durante este tiempo, el sentimiento de soledad era parte de su carne.
Mientras juntaba sus cosas, las embalaba, junto a su familia que fue a ayudar, se le ocurrían un montón de cosas "seguro que estas con otra mujer". Ese fue su sentimiento que nunca necesito corroborar. Sabía que era verdad. Y lo fue, por eso la facilidad de dejarla ir.
Sin saberlo, este era el comienzo, la vuelta a nacer de Ayovi.
Fue una separación, la que desato su transformación, y la devolvió a su camino en la vida.
No fue nada fácil ese cambio, mucho menos sostenerlo, pero algo la hacía seguir en determinada dirección. Con momentos de dudas, otros de miedo, con poca estabilidad y mucho desconocimiento, pero sabía que todo eso pasaba porque era algo nuevo, no conocido por ella lo que le estaba pasando. Y se entrego, lloró y hasta sintió una fuerte angustia, pero dentro suyo ya había aprendido la lección de dejar pasar al tiempo, que él termina trayendo las respuestas. Claro que prenguntas internas sobraban, pero respiraba hondo y se decía "ya va a llegar". Algo dentro suyo le daba los consejos que necesitaba.
Eran los momentos en que entraba en acción Miga, varita en mano, siempre tenía algún truco para ayudar a Ayovi. Juntas comenzaron a transitar un camino de aventuras, sueños y fantasías. Muy autóctono de ellas, pero a la vez real.