sábado, 30 de octubre de 2010

OJITOS SUFRIDOS...

Mientras Ayo, durante una tarde, realizaba una de sus tranquilas e inspiradoras caminatas, de repente un individuo la asalto desde atrás y tomándola por el cuello solo le dijo "no des vuelta tu cabeza, camina...".
Con el pulso acelerado, solo podía respirar hondo sacando fuerzas de algún lugar que no lograba imaginar, su cabecita solo pensaba "Miga... ¿dónde estarás?"
Así, fueron pasando varias cuadras, hasta que llegaron a una calle mas solitaria. Ayo, sin saber como seguía en pie pudo decir unas palabras... "no me lastimes... salí casi sin dinero... estoy embarazada...".
Ese ser, sin rostro visible, saco un cortaplumas y le dijo "no te des vuelta...", y la empujo poniéndola de frente a una pared, y comenzó a agarrarle muy fuerte del cabello, y con su cuerpo la dejo inmovilizada y aterrada, lo que producía en ese hombre un poder que lo excitaba cada vez más.
Ayo, no podía hacer nada, cerro sus ojos mientras lágrimas recorrían su asustado rostro, su cuerpo no podía resistir, y se desvaneció.
El hombre vio caer ese cuerpo que tenia aprisionado contra la pared, ya no había olor a miedo, era un simple cuerpo desmayado, lo dejo tirado y se fue.
Varios minutos pasaron hasta que un vecino la encontró a la dulce Ayo, tirada en la vereda, la socorrió, tratando de hacerla volver en si. Mientras desde su telefono celular llamaba a la ambulancia, pidiendo socorro. Ayo seguía sin reaccionar.
Junto con la ambulancia llegó un patrullero, Ayo no había muerto, solo se había resistido naturalmente a una violación de su cuerpo. Pero, nadie sabía lo que había sucedido, solo veían a una mujer de mediana edad desmayada, la doctora pudo hacer que volviera a mostrar esos ojitos desorientados.
Mientras el hombre que la habia asistido hablaba con la policía, contandoles lo poco que él sabía, ya que llegó a verla sola y desmayada. Era poca la información que él tenía. Mientras tanto, y sin poder decir palabra alguna, la médica decidió el traslado de Ayo, quien al abrir sus ojos no podía dejar de llorar. La crisis de miedo no la dejaba terminar de reaccionar, solo era un mar de llanto, tristeza por donde la miraran.
Una vez arriba de la ambulancia, recostada en la camilla y con la mano de la doctora consolandola, sin saber muy bien por qué, Ayo pudo decir... "me quería violar...", la doctora, la abrazo y le dijo... "ya paso... estas a salvo..." y un nudo en su garganta hizo que la acompañara en silencio.
Ya en la guardia del hospital, Ayo, pudo decir todos sus datos, era la hija del famoso cirujano plástico, y sin perder un segundo desde el hospital lo llamaron, pero estaba en medio de una operación... así que buscaron comunicarse con su casa, donde Ana recibió la comunicación y sin perder un segundo salió corriendo en busca de esa niña, hoy mujer, que ella había visto crecer.
Luego de hacerle unos chequeos de rutina, para tratar de descartar algún motivo físico para esa descompensación, y bajo la responsabilidad de Ana, salieron juntas del hospital. Su padre, un par de horas después, retorno a su casa donde su hija lo esperaba. Estaban todos, sus hermanos, Ana, Ayo un poco más tranquila por el calmante que le habían dado, solo podía repetir lo que había pasado. Hasta el momento en que su cuerpo cedió, sin saberlo fue una manera de evitar un dolor mas desgarrador.
El padre la convenció de que hiciera la denuncia, por abuso e intento de violación, aunque la dulce Ayo solo quería dormir una semana seguida, pero junto con Ana y su papá accedió ir a la comisaría del barrio. Cuando entraron, la atendió una oficial quien fue la encargada de tomar la denuncia, mientras Ayo nuevamente cae en un profundo estado de llanto, y sin saber de donde vino, un brazo le acerco un pañuelo.
Con sus ojos mas liberados, pero completamente húmedos todavía, pudo ver esa cara de la persona que nuevamente le ayudaba a secar sus lágrimas, sí, era la parte de adelante de ese morocho que en el parque como una sombra se había presentado, hacía un par de días... Miga, le susurro " es él... si, es él..."
Ayo lo miro, y esta vez pudo decirle gracias sin que desapareciera... ella estaba nuevamente con sus ojitos sufridos frente a él con su mirada profunda... se volvían a cruzar... era parte del destino.