jueves, 12 de agosto de 2010

UN MOMENTO...

En su pequeño mundo comenzó a mezclarse la fantasía con la realidad. Mientras en su interior se iniciaba el quiebre de sus rasgos más profundos, y no entendía, estaba como aturdida, se sentía completamente tironeada; era como una soga interna, dos lados propios la disputaban.
Era un momento en el cual, sus miedos fluían con total impunidad, sabía que estaban atados al pasado, los comprendía; pero, en ese momento no lograba encontrar mayor consuelo para sus lágrimas, que irse en soledad a caminar por el parque.
Aunque sabía que sus hermanas del corazón, la entendían y acompañaban, pero ella sentía que debía compartir esos momento con ella misma.
Algunas tardes, comenzó a sentarse en las raices de un árbol, y gota a gota sus canales se liberaban. Miraba al cielo, rojizo, cerraba sus ojos y respiraba hondo; como buscando esa respuesta en el corazón, en su profundo interior, ¿qué le estaba pasando? ¿cómo había aceptado conocer al Caballero?;a pesar de los años que habían pasado, y que la historia le había quitado la maravillosa posibilidad de conocer, a ese ser que ella sentía amar, pero que su pequeña memoria no lo lograba recordar.
Siempre llevaba con ella una foto de ese ser; y al levantar la mirada, observando al universo, sintiendo cerca a la naturaleza, con la loca compañía de Miga, se sentía conectada en esencia con su mamá.
Los por qué parecían infinitos, las respuestas sutiles burlas de la vida, que se mezcla entre la fantasía y la realidad. Sabía que todo era un proceso, y que en el recorrido del camino, aprendiendo de la toma de sus decisiones, la propia vida se iba construyendo.
Una tarde, compartiendo con sus lágrimas estos momentos de reflexión, una sombra se paró delante, y con los ojos completamente húmedos logró distinguir una forma. Miga saltó como loca.
Pero, Ayo apenas pudo responder al simple "hola", es que esa voz atrajo su atención tomándola de sorpresa, y aceptando el pañuelo que esta nueva mano le alcanzaba, seco sus lágrimas, y pudo emitir un dulce "gracias".
Al volver a abrir sus ojos, la sombra ya no estaba, solo había dejado el pañuelo en su mano, pero girando la cabeza, logro ver la espalda de un caminante que se alejaba.
Completamente alterada, Miga le repetía " ya lo sabrás... ya lo sabrás, esa mano y esa espalda volverán". Ayo sacudió la cabeza, se levantó y volvió a retomar su vuelta por el parque, pero con la idea de ir regresando a la casa de su padre.
Sabía que en el trayecto, un alto la haría encontrarse con Angelito e Inocencia, que la esperaban para compartir una agradable merienda en el local, y que con el humor y la luz que las caracteriza cuando están juntas, Ayo daba por terminada su tarde meditabunda y de reflexión.
Con el pañuelo en la mano como muestra, Ayo, no podía esperar para contarles que una sombra la había saludado, y que con el mismo misterio que apareció, luego de darle el pañuelo, en una espalda se transformó.
Su cabecita se preguntaba "¿quién será?", Miga le volvía a responder "ya lo sabrás", y su corazón no dejaba de latir a una nueva velocidad.
Ayovi volvió a conectarse con la realidad, y por eso simplemente caminó de regreso.